Algo falla pero…¿qué?

Como siempre es una opinión personal la que me dispongo a expresar y todos sois libres de no compartirla.

La vuelta al cole después de una larga pausa dedicada en exclusiva a la maternidad hace que me pregunte que nos está pasando con nuestros hijos.  Me temo que algo falla y, aunque tengo cierta idea de lo que puede ser, no me atrevo a aseverarlo.

Soy la tutora de un grupo de 20 alumnos de entre 11 y 12 años de un pueblo pequeño en una isla pequeña.  Tengo problemas de conducta y de disciplina en el aula, y no son dos o tres, sino que se trata de una apatía generalizada, de falta de ganas de aprender, de carencia absoluta de responsabilidad, de falta de modales…un «desastre».

Bajo mi punto de vista el sistema falla.  Antes de culpar a las familias y a los padres y de echar balones fuera prefiero entrar a valorar lo que, posiblemente, estemos haciendo mal nosotros, los maestros y el propio sistema educativo, ya que es ahí donde, de alguna manera, puedo actuar.

Creo que en los últimos años el nivel de exigencia para con nuestros alumnos ha caído en picado.  Nos plantamos en el ultimo trimestre de sexto de primaria con alumnos que se supone que empiezan el instituto en algo mas de seis meses y estas dos ultimas semanas estoy harta de no poder dar una explicación «del tirón», de interrupciones constantes, de preguntas que se repiten una y otra vez porque no sabemos escuchar al compañero, de «deberes» (que no son deberes es que no hacen ni el huevo en clase y les pido que acaben en casa) que no se traen hechos, de cuadernos sucios, que da vergüenza mirarlos…de maestros que se «quejan» constantemente de un grupo con el que cuesta mucho trabajar y no «hacen nada»…estoy cansada de ver niños cuya máxima prioridad es trabajar cuanto menos mejor, mentir y ocultar lo que no han hecho, echar la culpa al vecino, al perro…justificándose y justificándolos todo el tiempo.  Que si están nerviosos porque se van de viaje de estudios, que si viene la primavera, que las fracciones son un «tostón» (que lo son, no digo que no, pero también lo eran cuando yo las estudiaba en EGB, en clase éramos 40 y si no lo entendías que te lo explicaran en casa)

Siento esta misma desagradable sensación cuando doy clase de educación física.  Se supone que les gusta, que es divertido, que juegan juntos…pues no.  Intentar dar clase de Educación Física (¡¡¡que es salir a jugar al patio!!!) es una especie de condena.  Menos mal que el tiempo acompaña porque si tuviera que pasar lo mismo con frio y viento me pondría a llorar.  Explicas juegos sencillos y la máxima preocupación de la gran mayoría de alumnos es ganar, a toda costa, haciendo trampas, despreciando a los compañeros, rompiendo el material a propósito.  Penoso.

Nuestros niños carecen de valores y normas, no se respetan ni a si mismos ni a los demás y a duras penas mantienen un mínimo de respeto hacia los adultos.  Desobedecen normas sistemáticamente, mienten, engañan, hacen trampas y se enorgullecen de ello.  Es abochornante…

Las familias nos piden a los maestros que «demos caña» pero luego reconocen que no miran las agendas ni los cuadernos de sus hijos, que tener que insistir para que lean un ratito todos los días en casa es «un aburrimiento» y que a ellos «también se les ponen chulos».  Y aquí no ha pasado nada…pobrecitos, son pequeños…

A mi me encantan los niños, no me considero una maestra estricta, pero si soy exigente.  Intento ser negociadora, democrática y conciliadora, pero también asumo que «el mando es mío» y que los alumnos, como los hijos, tienen que tener límites por su propia seguridad y por el bien de su desarrollo como personas.  Y mucho me temo que en estos días cada vez es más habitual que nuestros niños se salten los limites…o directamente no los tengan.

En fin…me recuerdo a mi misma que la disciplina no es mala, que educar es un reto diario, difícil y agotador pero que ha sido nuestra elección como padres, maestros…es responsabilidad de todos…y mucho me temo que «el uno por el otro…»

Aún así, confío plenamente en los niños de hoy, que crecen y aprenden en una sociedad que los tiene poco en cuenta, que no se da cuenta de cuan valiosos y grandes son, de todo lo que tienen por enseñarnos, porque, no nos engañemos, lo que veo en mis clases es el reflejo de lo que los adultos y la sociedad en general enseña a nuestros hijos…no son malos niños, ni malos alumnos…somos nosotros, que la estamos «cagando».

La vuelta al cole

Evidentemente estoy muy contenta de estar trabajando.  Ha sido un alivio tremendo, económicamente hablando.  Ya no voy a comprar a presupuesto cerrado y si me apetece algún artículo que no es de primera necesidad puedo comprarlo sin tener remordimientos.  Fantástico.

Además de esto, la vuelta al cole, me ha traído muchas cosas más.  Algunas muy buenas, como la anteriormente mencionada, o la agradable sensación de hacer algo más que «ser mamá» (sí, es una sensación agradable rodearme algún rato de adultos, conversar de algo que no sea Nemo o Pocoyó y «despegarme» unas horas al día de mis «obligaciones de mamá»)  Otras no lo son tanto.

Recolocada en el sistema de Educación Pública no puedo sino aumentar mi malestar en cuanto a como nuestros gobernantes manejan esta situación a su antojo.  Somos unos peleles.  Tal cual.

Resulta que el pasado lunes empecé una sustitución en un colegio cercano a casa.  Es una baja por maternidad y la profesora que sustituyo no se va a incorporar hasta el próximo curso.  ¿Sabéis cuantos días llevaban «esperándome»?  Dos semanas.  Dos semanas en las que no se cubre una baja porque así se ahorra un dinero que se irá, muy probablemente, a engordar el bolsillo o la cartera de alguno de los cantamañanas que han sido «sabia y democráticamente» elegidos por los ciudadanos españoles.  Estupendo.

Además de esto, que ya me parece alarmante, resulta que el equipo directivo del centro ha dimitido y esta ahora ejerciendo «en funciones» a la espera de que los superiores pertinentes den respuesta a su carta de dimisión.  Llevan semanas esperando respuesta.

Y hablando de respuestas, lo más de lo más esta semana en mi vuelta al cole ha sido lo siguiente.  A ver si se explicarme.  Como sin duda sabéis los que pertenecéis a las Islas Baleares y quizá también os suene a los de fuera, nuestros gobernantes se empeñan en implantar una normativa de «Tractament Integrat de Llengües», el consabido TIL, a pesar de la oposición manifiesta de gran parte de la comunidad educativa (que incluye asociaciones de padres, maestros, profesores de secundaria, maestros y profesores de centros privados y concertados, profesores de la universidad…).

El colegio donde he empezado a trabajar se opone férreamente a esta normativa, no sólo sus maestros, sino también padres y Consejo Escolar.  Pues bien, resulta que, precisamente, el Consejo Escolar (órgano de gobierno del centro) aprobó por mayoría al inicio de este curso escolar, un Proyecto Lingüístico que, por lo visto, no era favorable a la administración.  Tras la aprobación de este Proyecto Lingüístico, se implantó por Decreto Ley, el dichoso TIL.  (¿Recordáis como fue el asunto no?  Recurso Contencioso, Suspensión cautelar de la aplicación del TIL por parte del Tribunal Superior de Justicia de las IB y posterior aplicación de la normativa por Decreto-Ley).  Pues bien, el Consejo Escolar del centro solicitó, por escrito, a Inspección qué era lo que tenían que aplicar a partir de ahora, si el Proyecto Lingüístico aprobado a principio de curso, o bien, el Proyecto TIL, NO aprobado por Consejo Escolar.  Cinco meses después Inspección contesta, también por escrito, que lo que hay que aplicar es el TIL.  ¿Perdón?  ¿Nos olvidamos entonces de que el Consejo Escolar es el órgano de gobierno de los centros educativos?  Por lo visto sí, será mejor olvidarse, porque lo que yo entiendo es que, a partir de ahora, el Consejo Escolar será un mero trámite formal.  Indignante, no puede describirse de otra manera.

A parte del hecho de que ha quedado manifiesto que no tenemos ninguna potestad en el ejercicio de nuestro trabajo como maestros y de que los Consejos Escolares «no pintan absolutamente nada» me llama la atención el hecho de que hayan tardado «sólo» cinco meses en dar respuesta a la demanda de mis compañeros.  Me pregunto que pasaría si ahora nosotros tardáramos cinco meses en acatar las órdenes y ponerlas en práctica.  Mención a parte el hecho de que, en ningún momento, se nos han dado instrucciones precisas y concretas de ¡CÓMO COJONES LO TENEMOS QUE APLICAR!  Perdonadme que grite…

Vergüenza, señores, vergüenza.  ¿Cómo puede estar pasando esto?  ¿Por qué les estamos dejando hacer semejante desastre con la Educación Pública?  ¿Así es como pretenden asegurar el futuro a nuestros hijos?

Amigos míos, esto es lo que pasa cuando se deja a un farmacéutico ansioso de poder y con la cabeza hueca (aunque muy bien peinada ,a cada uno lo suyo) y a una vendedora de pisos ignorante en cuestiones de Educación pero que se jacta de «saber escuchar» (i una puta merda Joaneta, si sabessis escoltar ja te n’hauríes tornat a ca teva a vendre pisos, curteta) que guíen el destino de algo que es nuestro.  La Educación de nuestros hijos.

INFORME TREPITJA

Tetitaaaaaaa

Con los dos por primera vez, cuando T salió del hospital.

Con los dos por primera vez, cuando T salió del hospital.

Leche calentita de mami, para conciliar el sueño

Leche calentita de mami, para conciliar el sueño

A la voz de «tetitaaaaaaa», pide X su más preciado tesoro.  Tetita cuando hay hambre, o sed, cuando se tiene sueño, o se ha hecho uno daño, o esta enfadado…tetita más que nada en el mundo cuando se esta enfermo.  La teta es todo eso y más, lo podeis leer en cualquier parte y también podeis leer quien os diga todo lo contrario.

Había planteado esta entrada con un carácter bastante informativo, pero acabo de borrarlo todo.  Hay información de sobra sobre lactancia, en la red y en diversas publicaciones, así que, poco puedo aportar yo.

Yo he vivido dos lactancias muy distintas.  Con T y P tenia pocos apoyos y bastante menos conocimientos e información de la que tengo ahora.  Decir que iba a dar pecho a los mellizos era chocante para muchos y casi todos me condenaban al fracaso sin siquiera intentarlo.  Aún así, con todo en contra, conseguimos una lactancia de seis meses de la que estoy orgullosa.  No fue fácil, aunque tampoco fue especialmente difícil, si lo comparamos con casos de otras madres.  Ahora sé que podría haber seguido muchos meses más pero lo cierto es que mi estado de ánimo no daba para mucho y que P me lo puso algo difícil o yo no supe entender lo que necesitaba.  Siempre digo que si pudiera volver atrás en el tiempo no los destetaría, pero en su momento y en las circunstancias en las que me encontraba me resultó liberador, la verdad.

Y aunque no es una vuelta atrás X si me ha brindado muchas segundas oportunidades.  De momento 18 meses de lactancia de lo más fácil y los que nos quedan.  Algunos nos empiezan a mirar raro, ya me han preguntado varias veces que si no me muerde, que si no me da cosa…el caso es que a él le encanta y a mi también.  Adoro esa sonrisa picarona cuando ve mi pecho descubierto, esas manos regordetas, tan calentitas que acarician mi tripa mientras mama en plena noche, protegido por mi cuerpo en silencio, cobijado en la oscuridad…Me encanta cuando pide sonriente y nervioso su tetita, inquieto, impaciente, como se despide de ellas «ayos tetita», cuando está listo.  ¿Qué puede haber de malo en eso?

Me parece un poco triste que se «venda» la lactancia como un sacrificio, como un trabajo cargante y agotador.  Para mi esta siendo tan fácil…Con X no sabemos lo que es gastar dinero en leche de bebé, no hemos esterilizado nunca ningún cacharro y ha comido purés cuando nosotros los hemos comido o se los han hecho sus tías o abuelas…quizá unas pocas veces más.

Quizá la única pega es que se sigue despertando muchísimas veces cada noche, cada dos o tres horas como máximo, pero se arregla «fácil» teniéndolo cerca de mi cama y sabiendo que, más tarde o más temprano, dormirá del tirón y sentirá aprecio por otras tetas, que no serán las mías.

Es verdad también que en algún momento sus hermanos han estado celosos, pero no ha sido tan terrible como muchos auguraban.  T ha tomado algún chupito tímido sin llegar a reengancharse y a P le encanta tocarlas y apoyar sus mofletes en ellas.  ¿Por qué negárselo si son suyas también?

Que triste me siento a veces de no haberme dejado «sentir mamífera» hace tres años…de haber cedido a presiones sociales, siempre bienintencionadas, para que destetara y los sacara de mi cuarto.  Cuan feliz y fácil está siendo la crianza de X…bendita experiencia…

No soy una mujer transgresora, no amamanto para nadar contracorriente, ni porque sea bueno para X o para mi…ni siquiera defiendo a ultranza la lactancia materna.  No hay nada más triste que una madre disgustada, en cualquier aspecto.  No hay que amamantar si no se quiere, ni colechar si no nos gusta…pero yo soy feliz así.  ¿Lo recomiendo?  Ni si ni no.  Sólo, seguid vuestro instinto.