Mientras dormias…

IMG_0541Anoche despertaste entre sollozos, llamándonos.  Fue extraño, no sueles hacerlo.

Subí a tu habitación y tus enormes ojos dijeron «quédate conmigo».  Te apartaste a un ladito de la cama y con tu manita inquieta señalaste el hueco que era mío.  Me tumbé a tu lado, cogiste mi mano y cerraste los ojos en seguida.

Y así, mientras dormías, imaginé un Pau distinto.  Soñé como seria nuestra vida, nuestra familia, con un niño sin trastorno alguno, con un Pau, un poquito más «normal».  Podríamos ir al parque, tus hermanos y yo, los cuatro solos, podríamos ir a hoteles y a restaurantes sin llamar la atención, podríamos ir a cumpleaños sin ponernos nerviosos, podríamos ir al médico cuando estuvieras enfermo y no tendríamos que sujetarte, podríamos cortarte el pelo sin que te angustiaras hasta el extremo…seríamos como todos los demás.

Y así, mientras dormías, mientras intentaba seguir el ritmo pausado y tranquilo de tu respiración me di cuenta de que me perdía.  Me perdía en un sueño imposible que ya ni siquiera quería.  Porque ya no quería, no quiero, tener otro Pau que no seas tu.  Porque no necesito que seas distinto.  Porqué tardaste dos años y medio en llamarme mamá y recuerdo ese día con gran alegría, porque comparto contigo momentos divertidos de sincera y franca risa, porque no imagino un día sin escuchar ac/dc con horario antibiótico, porque adoro la inocencia de tus respuestas tan obvias, porque envidio la pureza de tus sentimientos, porque tu no mientes, no finges, tu alma es limpia, tu corazón fuerte…

Te observé, largo tiempo mientras dormías, con lágrimas en los ojos como ahora.  Y de repente, en la penumbra, observando tu hermoso rostro de síndrome de x frágil «de manual», tu carita alargada, tu frente amplia, tus enormes orejas…vi también tus alas.  Alas de preciosa mariposa…y sentí las mías, las de madre portadora.  Y te abracé con ellas, con esas alas que tu y yo tenemos, que nos llevarán lejos, a la luna si tu quieres…y nunca más pensaré en un tu distinto, porque entonces no serias tu.

Y todo eso sucedió, mientras dormías.

Paternalismo, intervencionismo y violencia obstétrica.

Se que este sobre el que hoy voy a escribir un poquito, es un tema del que ya se ha hablado y mucho, pero es que esta semana tuve una muy interesante conversación con dos compañeras de trabajo que me volvió a traer a la mente todas estas ideas que, juntas, han derivado y siguen derivando en un intervencionismo excesivo de los partos, una pérdida de la autonomía de la mujer en proceso de parto (a mi no me sale llamarla paciente, porque no está enferma) y, como consecuencias finales, un abuso de poder de los médicos al cuidado de la díada madre-bebe y la más que reprochable violencia obstétrica que de estas intervenciones se deriva.

En la conversación con mis compañeras me llamaron la atención varios puntos.

En primer lugar una mujer joven, sana, fuerte que aún no es madre ni está en proceso de serlo tiene ya clarísimo que quiere la epidural.  No me entendáis mal, no me parece mal, faltaba más (yo usé epidural y no me avergüenzo) pero me da pena.  Me parece triste que lo primero que comenta una mujer sobre un posible parto en un futuro a medio plazo sea que le da mucho miedo y que no quiere sentir dolor.  Un no solo duele…duele, pero no SOLO duele.  Es una lástima que nos hayan aterrado tanto sobre un proceso tan natural y fisiológico que la primera idea que nos viene a la cabeza sobre él sea que duele y que vamos a necesitar analgesia para poder soportarlo, como si nuestros cuerpos fueran menos capaces que los cuerpos de nuestras madres o nuestras abuelas, que parían «irremediablemente» a pelo y las muy afortunadas en su casa, con la única y sabia compañía de una matrona.

Por mi parte estoy convencida de que esta idea, este temor ante el proceso de parto esta fundamentado primero en el desconocimiento y después en la información sesgada y paternalista.  Si, paternalista.  Nuestra sociedad patriarcal se lo ha trabajado mucho y de modo muy disimulado para hacernos creer que lo conveniente, apropiado y seguro es parir en un hospital, tumbada y con la anestesia puesta por nuestro bien y el de nuestro hijo.  Se nos ha convencido tanto de esto que, hoy en dia, manifestar que lo que nos gustaría es otra cosa, un parto libre de intervenciones, en movimiento, en sintonía con nuestro cuerpo y el del bebé que esta por nacer, se considera algo peligroso, fruto del capricho y de la irresponsabilidad.  Se han perdido amistades muy queridas por estas manifestaciones, se han derramado muchas lágrimas, se ha cedido demasiado terreno (hablo desde la propia experiencia…quien tuviera máquina del tiempo)

En otro punto de la conversación me contaba una de mis compañeras como el ginecólogo le había provocado el parto con una maniobra de Hamilton sin pedirle permiso,  como había roto bolsa nada más bajarse del potro y la suerte que había tenido de que fuera su segundo parto y su cuerpo diera «buena respuesta» y pudiera tener un parto vaginal.  Me lo contaba roja de rabia, cuatro años después.  Intolerable.  Una autentica violación…y aquí paz y después gloria.  No me salen más palabras…solo viene a mi cabeza una recomendación a todas las embarazadas que puedan leerme y es:  BRAGAS ARRIBA!!!  No hay evidencia científica que aconseje, tactos vaginales durante el embarazo, de hecho ni siquiera son «necesarios» durante el trabajo de parto así que si vuestros ginecólogos os proponen uno antes de poneros de parto para saber como esta colocado el bebé, para ver si estáis verdes…bla, bla, bla…palabrería absurda e inútil.  ¡¡BRAGAS ARRIBA!!  Incluso sabed que podéis negaros a que os tacten durante el parto, podéis hacerlo, podéis negaros a lo que no queráis (aunque es probable que os amenacen, os digan que vuestro bebé puede sufrir… otro ejemplo de violencia obstétrica)

Informarse es la clave, aunque indudablemente eso implique decidir y responsabilizarse.  Eso es ser valiente, consecuente.  No es un capricho de parir así o asá..no es ser una hippie, ni irresponsable…es ser adulta, es ser madre.  No conozco a ninguna mujer que haya parido en casa que lo haya hecho de forma desinformada, sin haber barajado multiples opciones y buscado a quien atendiera su proceso de un modo seguro.  Si hay muchas mujeres que se dejan llevar por el sistema y paren en su hospital de referencia haciendo lo que les dicen sus médicos y confiando ciegamente.  Me planteo cual de las dos opciones es más «irresponsable».

Cuesta salir del bucle, es difícil buscar otra cosa cuando lo «normal» esta tan arraigado.  Yo, que estoy tan convencida, me deje arrastrar y me contagie de los miedos ajenos…parí tumbada, en un hospital, con oxitocina y epidural…Pude parir de otro modo.  Todas podemos parir de otro modo.

En conclusión, queda mucho por hacer.  Todavía habrá que trabajar mucho para cambiar muchos chips, los de las mujeres y los de los profesionales que las atienden.  Yo soy optimista, la verdad.  Cada vez es más habitual conocer a mujeres que estan bien informadas, que buscan, que preguntan, que deciden…sin embargo aun hay muchas que no lo hacen, que agradecen a sus ginecólogos aquella inducción que les hicieron porque sino su hijo hubiera pesado cuatro quilos, aquellas que se dejan programar una cesárea en la semana 37 porque sus bebés están de nalgas, desconociendo que se pueden girar incluso en el mismo momento del parto.