Cinco aspectos básicos para iniciar una lactancia feliz

11880366_10205090257552158_7716018561591060609_n

Primera toma de Xavi, aun en paritorio.

Y ahora leo el título y pienso:  «¿Qué leches estoy haciendo yo, sentando cátedra?» porqué parece que el título sea eso, y no.  Yo no soy una super experta en lactancia, aunque después de tres años dando teta a mi hijo pequeño y un curso de asesora, alguna cosilla he aprendido.

Sin embargo, estos son los cinco puntos que, a mi entender, son básicos y fundamentales, lo cual no quiere decir que, si no se hace exactamente así, la lactancia vaya a ser un fracaso.

Ale, al lio.

  1.  Contacto precoz con tu bebé:  Esto quiere decir lo más pronto posible.  En una situación ideal el bebé debería pasar directamente de estar entre las piernas de su madre a estar entre sus tetas.  Cualquier separación innecesaria (pesar, medir, aspirar, vacunar…no son tareas inmediatamente necesarias) debería ser evitada por el propio personal hospitalario.  De hecho, el bebe debería poder amamantarse de forma inmediata tras el nacimiento incluso en caso de cesárea, siempre que su mama y él mismo estén bien.  Si en tu hospital existe un protocolo de separación del recién nacido, puedes negarte.  En caso de que la nueva pareja mamá-bebé tenga que separarse por motivos de salud, se debería propiciar el reencuentro lo más pronto posible cuando estén recuperados y, si la separación se va a prolongar (por prematuridad, por ejemplo) indicar a la mamá como empezar a estimular la producción de leche, como extraerla y conservarla.  Amamantar después de una separación larga no es imposible.  Yo lo hice.
  2. Evitar el uso de tetinas:  tu bebé no necesita leche nada más nacer.  Las primeras 24-48 horas (a veces incluso más) tiene suficiente con el calostro que sale de tus pechos así que no necesita ningún suplemento de biberón ni de suero glucosado.  Tampoco necesita un chupete.  Todo el tiempo que esta chupando el chupete no está estimulando tu producción.  Además el uso de tetinas puede confundir a tu bebé y originar un mal agarre.  Es normal no tener leche «en seguida», no dejes que te digan lo contrario.
  3. La lactancia no duele:  es posible que, cuando tu bebé se agarre al pecho las primeras veces sientas alguna molestia.  Esta molestia es normal ya que estas viviendo una sensación nueva y te puede resultar rara.  Sin embargo, en ningún caso, debes sentir dolor.  La molestia inicial cede en unos segundos, un minuto a lo sumo y te dejará, máximo, una sensación leve de irritación que cederá pronto.  Si hay dolor, heridas, grietas, ampollas…es posible que la postura no sea correcta o el bebé no agarre bien.  Esto pasa a veces, no te angusties, se puede corregir.  Es importante consultar con alguna asesora, doula, matrona, grupo de lactancia que te pueda bien aconsejar para resolverlo.  No aguantes dolor.  Repito, muy importante, la lactancia no duele.
  4. Libre demanda:  esta es fácil de explicar…o no.  Libre demanda quiere decir cuando el bebé pida.  Da igual si pidió hace media hora, se le vuele a dar.  No pasa nada, no te toma el pelo, no se queda con hambre…nada.  Las primeras semanas pueden ser agotadoras y es normal que tengas la sensación de que estas todo el día con la teta fuera.  El bebé es pequeño, se cansa, se queda dormido y hace tomas pequeñas a razón del diminuto tamaño de su estómago.  Si hace unas cuatro cacas por día (del tamaño de una moneda de dos euros), moja unos 8-10 pañales, va ganando peso adecuadamente (los bebés que toman biberón engordan más rápido, esto es importante saberlo y evitar compararlos entre sí) todo parece estar marchando bien, aunque haga doce tomas al día.  Los bebés amamantados rara vez están las famosas tres horas sin comer.  A demanda también significa que mama todo el tiempo que quiere y de un pecho o de los dos.  Depende de él.  Nada de diez minutos de cada pecho.  Cuando el bebé suelta un pecho se le ofrece el otro.  Si lo quiere, estupendo, si no también.
  5. Sordera:  importantísima esta, igual hasta tendría que ser la primera.  No aceptes consejos de cualquiera.  Rodeate en la medida de lo posible de otras madres que hayan amamantado, acude a un grupo de lactancia, observa si tu matrona y tu pediatra «controlan del tema».  Si tienes alguna duda o preocupación acude a quien pueda garantizarte información veraz y ayuda (en este sentido es bueno saber que, por desgracia, no todos los pediatras saben de lactancia.  De hecho los hay que no tienen ni idea) Si aparece algún problema, piensa que (a menos que tu decidas destetar) la solución no es un biberón.

No soy una fundamentalista

No, no lo soy y, es más, me molesta que me acusen de ello.  Yo apoyo a las madres, a todas, sea lo que sea lo que elijan para ellas y sus hijos.  Intento no juzgarlas, informar si me lo piden y acompañar si les hace falta.  Nada más (y nada menos)

En este momento de mi vida, con la información científica de que dispongo y las experiencias vividas, creo firmemente en un acompañamiento respetuoso del parto, en la fisiología del mismo y en la capacidad de la mujer para parir.  Esto no quiere decir que reniegue de las intervenciones cuando son necesarias, pero si quiere decir que hay una tendencia evidente a intervenir en exceso, que el nacimiento se convierte con demasiada frecuencia en un acontecimiento violento y que esto genera secuelas físicas y psicológicas, en la madre y en el bebé,  que pueden permanecer a largo plazo y/o ser graves.  También quiere decir que considero que es responsabilidad nuestra informarnos y decidir sobre el proceso de embarazo y de parto, que para algo es nuestro cuerpo y nuestro hijo.  Quiere decir que me parece un grave error que se practiquen cesáreas «a la carta», negando al bebé el derecho a nacer la mejor forma posible (mucha gente lo ignora, pero el bebé que nace por cesárea sufre un verdadero trauma.  Intentando compararlo con algo que hayamos podido vivir, una sensación parecida a ser despertado repentinamente de un sueño muy profundo y muy plácido)

Creo firmemente en la necesidad de promocionar la lactancia materna siempre que sea posible (y os aseguro que hay muy pero que muy pocos casos en los que no sea posible) como la primera y sin duda mejor opción para alimentar al recién nacido.  Creo que es importantísimo crear conciencia de que los niños no se crían igual con biberón, porque no es cierto.  La alimentación con leche artificial tiene muchos inconvenientes potencialmente peligrosos para el desarrollo del recién nacido.  Muchos más de los que creemos.  Que en situaciones de necesidad se regale leche de fórmula, como sugería no hace mucho el Ayuntamiento de Madrid, me parece un grave error.  ¡Promociona la lactancia, alimenta a la madre y estarán sanos los dos! Sería, seguramente, más barato, más sencillo y más cómodo a corto, medio y largo plazo.  Que ante una dificultad en la lactancia se «recete» un biberón me parece escoger el camino «fácil» y rápido para hacerle un flaco favor al bebé.  Que me expliquen a mi, que de verdad no lo entiendo, porque cuando nos encontramos un bebé que se alimenta con leche de fórmula que engorda poco no se le manda a ver a una nodriza.  La preparación del biberón, que nos venden como tan sencilla y estupenda, porque así otro se lo da y tu descansas, no lo es tanto.  ¿Sabíais, por ejemplo, que los polvos no son estériles?  Y tu venga a esterilizar biberones y tetinas…cuanto menos contradictorio, ¿no?

Insisto, esto no quiere decir que si una mujer decide dar biberón por cualquier motivo, que además a mi no me importa, que no es asunto mio, me parezca una mala madre.  No señor, nunca lo he dicho ni lo diré.  Pero que nos vendan la moto con que «no pasa nada» por ponerte la epidural (que yo me la he puesto, joder, y no soy un monstruo), que no pasa nada por criarlo con biberón (que mis dos mayores tomaron mixta seis meses y luego artificial y en ese momento lo hice lo mejor que pude), que mejor que nazca por cesárea que así no sufrís ninguno…pues no señor.  Si que pasa, siempre pasa.  Cualquier decisión que tomemos, aun partiendo de la base de que será la mejor en nuestras circunstancias personales y además será (o debería ser) la nuestra, tendrá consecuencias.  Siempre. Y lo que no es de recibo es engañar a la gente.  Y nos engañan, mucho.

Y si manifestar estas ideas, si ser una activista, si considerar la lactancia materna hasta los dos años, como mínimo, una cuestión de salud pública y su falta de promoción una irresponsabilidad por parte de nuestros gobernantes (ministerios de salud, por poner un ejemplo), si considerar que, en líneas generales, los nacimientos se atienden como un acontecimiento patológico cuando no lo son, si saberse casi de memoria las recomendaciones de la OMS y citarlas en cada conversación en que sale «el monotema», si ser crítica, si pensar por una misma, si darle importancia a estos asuntos, hacerlos míos es ser una fundamentalista, pues oiga, lo soy.  Una fundamentalista, una hippie, una frikie, una loca, exagerada, pesada…lo soy.  Y me alegro de ello.

Llegó y se fué

Precioso, nutricio pecho de madre, de mamífera..esperando una cría que se fue...

Precioso, nutricio pecho de madre, de mamífera..esperando una cría que se fue…

Mai nació el 3 de marzo, en una cesárea necesaria por prolapso del cordón.  El prolapso del cordón es una complicación muy grave del parto que ocurre en rarísimas ocasiones y que, en este caso, tuvo consecuencias fatales.  Mai no se quedó con su madre.  Su madre es mi amiga, es una de las personas más sabias, fuertes y valientes que conozco, generosa a más no poder.

Hace varios días, compartió en Facebook un texto sobre el nacimiento de Mai y como había ella decidido actuar con respecto a la lactancia.  En el texto compartió una preciosa foto de su pecho desnudo llorando lágrimas blancas de leche por su pequeña princesa.  Algún descerebrado denunció la imagen y Facebook borró imagen, texto y los cientos de comentarios de apoyo y admiración que mi amiga había recibido.  No quiero decir nada al respecto, porque si me arranco diré tales barbaridades que o me censurarán a mi o me cerrarán la cuenta.  Hay que ser de otro planeta, uno cruel y deshumanizado para denunciar este contenido.

Mi amiga nos pidió a algunas madres que tenemos Blog si queríamos compartir su imagen y su texto.  Lo siguiente, en negrita y cursiva no es mio.  Es el texto que escribió la mamá de Mai, tan solo unas semanas después del nacimiento y muerte de su hija, paciente y amorosamente esperada durante 40 hermosas semanas.

Cuando la leche no es blanca

El pasado 3 de marzo mi hija Mai nació muerta. Nadie te prepara para eso. Nadie está preparado. Dentro de la nebulosa del momento, burrocracia, gestiones, decisiones y recuerdos, alguien te ofrece pastillas para cortar la leche. Alguien te dice que puedes esperar. Y en ese momento caes en que tu cuerpo, tu cuerpo de madre, parida la placenta, producirá leche en unos días. Y te cagas en la Naturaleza. Mi elección fue esperar, quizás para aferrarme a lo que de Mai me quedaba. No me arrepiento, fue una despedida suave y paulatina, pero cada mujer debe tener libertad para escoger la suya. Los profesionales deben informar. No juzgar. Tras la cesárea de urgencia y la muerte, el shock y el dolor físico dejaron paso a una fuerza increíble que me impulsaba a levantarme, a lamerme mi propia herida. Los pechos se me llenaron de leche, tremendos y calientes. Fui mamífera en estado de alerta, buscando a mi cría, esperándola. Por la cesárea tomaba antiinflamatorios, quizás por eso no sentí dolor, solo malestar, no tuve necesidad de extraerme leche ni de aplicarme frío ni hojas de col. Dejé fluir la leche, simplemente, dejé que me mojase despidiendo a mi bebé, dejé que se perdiese. Dejé a mi cuerpo hacer su duelo, llorar su luto, hasta que la leche se marchó. Y con ella la fuerza. La mamífera que por fin tomó conciencia de que su bebé no iba a volver. Mamífera vacía de vientre y pechos muertos. El cuerpo de madre, creador, nutricio, lleno de vida y alimento pasó suavemente a convertirse en silencio, en cementerio.

Edito para enlazarlos al Blog de Maria, la mamá de Mai.  Allí encontrareis este texto y otros relacionados con la perdida de Mai y el duelo.

http://maternario.blogspot.com.es/

Más vale tarde que nunca…

jirafasEsta semana se celebraba la semana mundial de Parto Respetado así que es casi «imperativo legal» que yo diga algo al respecto.

Fiel a mi estilo (pensar, repensar y volverlo a pensar), llevo varios días dándole vueltas al planteamiento de la entrada.  Y así pensando me he dado cuenta de que todo lo que voy leyendo sobre Parto Respetado se refiera a Parto Fisiológico (sin intervenciones, sin anestesias…) y me he planteado si una mujer que no quisiera parir así se sentiría respetada.  De otra parte he pensado en el bebe, que también participa del parto, de hecho es el otro gran protagonista, claro y lo que pasa con sus necesidades y como son estas cubiertas, o no.

Así que dándole vueltas me he dado cuenta de que no soy capaz de definir lo que es un parto respetado, o no al menos sin hablar antes de lo que es la violencia obstetrica, de la autonomia del paciente, de la información basada en evidencia científica, de la presión de la sociedad patriarcal…y me he dicho, «uf, menudo berenjenal es esto del parto respetado».

Y ya ni sé cuanto hace que empecé la entrada y no tuve nunca tiempo de acabarla…aún así, no he querido borrar estos párrafos iniciales que me resultaban tan inspiradores y evidenciaban la importancia que tiene este tema en mi vida, todos los días, aunque parezca que ya no fuera conmigo.

Mañana se «celebra» en Barcelona el III Encuentro Anual de Apoyo Cesáreas.  Digo que se «celebra» porque a pesar de que el ambiente que se vive en los encuentros es altamente emotivo e inspirador, el motivo que nos reúne a muchas, muchísimas mujeres es el dolor de una cesárea.

Y a casi todas, lo que más nos duele de nuestra cesárea, es una cicatriz invisible a muchos, pero que está ahí, lo que Ibone Olza y Enrique Lebrero acertaban en definir en su recomendadísimo «¿Nacer por Cesárea? la herida emocional.  Es un dolor imperceptible para casi todos, absurdo para muchos, martirizante, torturador, para nosotras.  Hay que vivir una cesárea para saber lo que se siente, física y emocionalmente.

Las que hemos sido madres por cesárea, lamentamos una enorme pérdida.  Hemos perdido la oportunidad de vivir el nacimiento de nuestros hijos como protagonistas activas de ello.  Algunas necesitábamos esa cesárea y aún así nos duele.  Otras, las que más desgraciadamente, fuimos engañadas por «profesionales» que centraron su práctica en su propia conveniencia, o quizá mal formados, misóginos…vaya usted a saber, yo en tres años he oído de todo…  A estas últimas nos robaron la oportunidad, a «mano armada de bisturí», jugando la «carta del niño muerto».

A casi todas a los que nos han cesareado nos han castigado, encima, robándonos el contacto inmediato con nuestros bebes.  A muchas, nos han obligado a posponerlo muchas, muchas horas, basándose en protocolos hospitalarios absurdos, arcaicos, inhumanos (17 horas tardé en conocer a mis mellizos, decidme si eso es humano)

A estas alturas, mujeres inteligentes y adultas, se ven sometidas a la decisión y «buenhacer» (o no) de los profesionales de la obstetricia.  En sus manos estamos, parece (sólo lo parece) que sin elección y sin posibilidad de huida.

Encuentros como el de mañana sirven para sanar esa profunda herida, la que no se ve, la que nunca nos graparon ni nos dijeron que existía…la que no cuidó nadie salvo ellas, las mujeres de la lista, las asociaciones como EPEN o Dona Llum o las profesionales de Néixer a Casa.  Pero también sirven para evidenciar que la violencia obstétrica existe, que se da todos los días, en mayor o menor medida, en los hospitales de nuestro país.  Que nacer (bien) en España es, muchas veces, cuestión de suerte y que la Semana Mundial del Parto Respetado, deberá seguir celebrándose, por muchos años, hasta que logremos crear conciencia.

Conciencia de que nacer (vaginalmente, por cesarea, con fórceps, con epidural, en casa…) es un acto sagrado para el bebé y la madre que nace con él, que forma parte de la experiencia sexual de estas, que deciden libres, adultas, informadas, contenidas, respetadas, admiradas…tanto tocar las narices con que parir es peligroso…Parir mola!!!  Mola tanto que yo quisiera repetir todos los días!!!  Que ya esta bien de «patologizar» (a estas horas me invento palabras…) que las jirafas, paren solas, en medio de la sabana y rodeadas de leones y no les va tan mal…Vamos, en resumen, que nos DEJEIS PARIR!!!

Gracias P…y T, y X…

Siempre digo que tener un hijo con discapacidad no es ningún regalo, ni ninguna bendición.  No es que no asuma que mi hijo es «diferente», es que no quiero caer en un romanticismo que me parece absurdo (me lo parece a mi, no digo que lo sea).  Pienso, y siento, que tener un hijo con una discapacidad es una putada, que no es justo ni para él, ni para sus hermanos, ni para nosotros como padres.

Pero como todo en la vida, tiene su parte positiva.  Digamos que es algo que, de alguna manera te pone «en tu sitio» y saca a la luz cualidades que ni sabías que tenías.

Cómo sino alguien que siempre se había considerado débil, asustadiza, tímida, con cierta tendencia a la apatía y la depresión se sentiría ahora capaz de comerse el mundo con el único fin de hacerle a su hijo un hueco digno en él?

P me ha enseñado a ser mejor madre y mejor persona.  Ha incitado en mi las ganas de luchar, de vivir y ser feliz solo para poder estar a su altura.

Le acompañan en tal empeño sus hermanos, quienes sin duda serán un gran estímulo para él, tal cual lo son también para mi.

A los tres, a mi niñitos preciosos y especialmente a P por su incansable afán de superación, gracias por elegirme como madre.

Tetitaaaaaaa

Con los dos por primera vez, cuando T salió del hospital.

Con los dos por primera vez, cuando T salió del hospital.

Leche calentita de mami, para conciliar el sueño

Leche calentita de mami, para conciliar el sueño

A la voz de «tetitaaaaaaa», pide X su más preciado tesoro.  Tetita cuando hay hambre, o sed, cuando se tiene sueño, o se ha hecho uno daño, o esta enfadado…tetita más que nada en el mundo cuando se esta enfermo.  La teta es todo eso y más, lo podeis leer en cualquier parte y también podeis leer quien os diga todo lo contrario.

Había planteado esta entrada con un carácter bastante informativo, pero acabo de borrarlo todo.  Hay información de sobra sobre lactancia, en la red y en diversas publicaciones, así que, poco puedo aportar yo.

Yo he vivido dos lactancias muy distintas.  Con T y P tenia pocos apoyos y bastante menos conocimientos e información de la que tengo ahora.  Decir que iba a dar pecho a los mellizos era chocante para muchos y casi todos me condenaban al fracaso sin siquiera intentarlo.  Aún así, con todo en contra, conseguimos una lactancia de seis meses de la que estoy orgullosa.  No fue fácil, aunque tampoco fue especialmente difícil, si lo comparamos con casos de otras madres.  Ahora sé que podría haber seguido muchos meses más pero lo cierto es que mi estado de ánimo no daba para mucho y que P me lo puso algo difícil o yo no supe entender lo que necesitaba.  Siempre digo que si pudiera volver atrás en el tiempo no los destetaría, pero en su momento y en las circunstancias en las que me encontraba me resultó liberador, la verdad.

Y aunque no es una vuelta atrás X si me ha brindado muchas segundas oportunidades.  De momento 18 meses de lactancia de lo más fácil y los que nos quedan.  Algunos nos empiezan a mirar raro, ya me han preguntado varias veces que si no me muerde, que si no me da cosa…el caso es que a él le encanta y a mi también.  Adoro esa sonrisa picarona cuando ve mi pecho descubierto, esas manos regordetas, tan calentitas que acarician mi tripa mientras mama en plena noche, protegido por mi cuerpo en silencio, cobijado en la oscuridad…Me encanta cuando pide sonriente y nervioso su tetita, inquieto, impaciente, como se despide de ellas «ayos tetita», cuando está listo.  ¿Qué puede haber de malo en eso?

Me parece un poco triste que se «venda» la lactancia como un sacrificio, como un trabajo cargante y agotador.  Para mi esta siendo tan fácil…Con X no sabemos lo que es gastar dinero en leche de bebé, no hemos esterilizado nunca ningún cacharro y ha comido purés cuando nosotros los hemos comido o se los han hecho sus tías o abuelas…quizá unas pocas veces más.

Quizá la única pega es que se sigue despertando muchísimas veces cada noche, cada dos o tres horas como máximo, pero se arregla «fácil» teniéndolo cerca de mi cama y sabiendo que, más tarde o más temprano, dormirá del tirón y sentirá aprecio por otras tetas, que no serán las mías.

Es verdad también que en algún momento sus hermanos han estado celosos, pero no ha sido tan terrible como muchos auguraban.  T ha tomado algún chupito tímido sin llegar a reengancharse y a P le encanta tocarlas y apoyar sus mofletes en ellas.  ¿Por qué negárselo si son suyas también?

Que triste me siento a veces de no haberme dejado «sentir mamífera» hace tres años…de haber cedido a presiones sociales, siempre bienintencionadas, para que destetara y los sacara de mi cuarto.  Cuan feliz y fácil está siendo la crianza de X…bendita experiencia…

No soy una mujer transgresora, no amamanto para nadar contracorriente, ni porque sea bueno para X o para mi…ni siquiera defiendo a ultranza la lactancia materna.  No hay nada más triste que una madre disgustada, en cualquier aspecto.  No hay que amamantar si no se quiere, ni colechar si no nos gusta…pero yo soy feliz así.  ¿Lo recomiendo?  Ni si ni no.  Sólo, seguid vuestro instinto.

¿Nos dejamos engañar?

pvdcPido disculpas por anticipado si a alguien molesta esta entrada.  Aclaro también, antes de nada, que la cesárea es uno de los grandes avances en la obstetricia y que, cuando se emplea de forma necesaria y bien hecha, salva muchas vidas.  Dicho esto, insisto, el índice de cesáreas de las Islas Baleares y del estado español es vergonzoso.  En otros países es aún peor.

Ya sabeis los que me leeis-conocéis, que estoy muy sensibilizada con el tema del nacimiento.  Particularmente entro en modo «triste-cabreada» cuando me entero de que una mujer ha sido intervenida quirúrgicamente para extraerle a su bebé.  Más aún cuando, al conocer los detalles del «parto» me parece entrever precipitación, conveniencia…por parte de los «profesionales» que han atendido tan sagrado acontecimiento.

Conozco demasiados casos de cesáreas programadas por presentación de nalgas anteriores a la semana 40, a pesar de que la evidencia científica demuestra que el feto puede darse la vuelta incluso con el trabajo ce parto iniciado.  Es más, el problema de la presentación de nalgas es que, al convertirse la cesárea en una intervención «segura», dejaron de practicar se partos vaginales con esta presentación y ahora los profesionales, simplemente, no saben.  Demasjadas inducciones «fallidas» en mujeres cuyo único problema que se pasaban de fecha, ni que fueran un yogur…¿saben esas mujeres que la fecha no es indicación decesárea?  ¿Saben de la existencia de multitud de test para comprobar el bienestar fetal en un embarazo prolongado?  Demasiadas cesáreas por cesárea previa, con el pretexto de que «no te vas a poner de parto», «te puede estallar el útero», «no dilatas» o innumerables gilipolleces más…  Y tristemente demasiadas niñas buenas…demasiadas mujeres sometidas sin saberlo al patriarcado, inconscientes de su propia condición de sumisas.  Demasiadas mujeres que creen a pies juntlilas lo que les dice su médico, «porque ellos son los que saben».  No señoras, ellos no saben…si supieran no temerían el poder del cuerpo de una mujer pariendo, se limitarían a mantenerse atentos y expectantes, con los ojos como platos, dejándonos parir…NOSOTRAS SABEMOS, PODEMOS PARIR!

Mujeres, os invito encarecidamente a informaros.  No dejemos que esto siga pasando, que nos sigan robando el poder sobre nuestro cuerpo, no reneguemos de nuestra condición de mamíferas…La información está al alcance de todas, es importante, mucho más importante que el último modelo de smart phone del mercado.

Yo siempre había querido parir.  El parto no me daba miedo, era una experiencia que estaba deseosa de conocer y si pudiera, repetiría.  Me parece algo grande, dolorosamente grande.  Desgraciadamente me tocó vivir una cesárea la primera vez.  Sin duda es una de las experiencias más duras por las que he pasado, por no decir la más dura.  Gracias a ella conocí a maravillosas mujeres que habían vivido lo que yo, que se sentían heridas, como yo.  Anduve mi camino junto a ellas y de su mano, con su luz, parí vaginalmente a mi pequeñaJo.  Yo sólo quisiera, en este aspecto de mi vida, servir de faro, de guía a mujeres que han sufrido lo mismo que yo…que tantas otras.  No quisiera dañar a nadie, ni ofender a nadie…pero me entristece la forma como se trata el parto y el nacimiento, me parece cruel.  Sólo las mujeres podemos cambiar esto, por nosotras, por nuestras hijas y nietas, por todas.  La información es poder.

http://www.elpartoesnuestro.es/informacion/parto/parto-vaginal-despues-de-cesarea-pvdc

Heroínas de a diario

IMG_1508

Maminka y el dúo dinámico.

Ayer fue un día intenso en la agenda de Maminka.

Cuando me duchaba, casi a las once de la noche, me puse a hacer recuento de la cantidad de cosas que había hecho y me pareció tremendo.  Madrugué para preparar a mis hijos para el cole, preparé sus meriendas, llevé al pequeño a la guardería, fuí a tomar un café con papi (esto no debería contar si no fuera por los 45 minutos  de atasco para abrazarlo y salir pitando), fuí a una reunión de la asociación, recogí a los niños, comimos, durmieron siesta (yo sólo lo intenté), hice manualidades con T…y por la noche, cuando todos descansaban, salí a correr.  Y de repente, en una arranque poco habitual en mi, me sentí orgullosa de mi misma.

Así que esta entrada es, porque yo lo valgo, una reivindicación a todas nosotras.  A las que trabajan, por su lucha por conciliar;  a las que no trabajan, por su dedicación exclusiva;  a las que tienen hijos con trastornos, por su lucha por conseguir un presente y un futuro digno para sus hijos;  A tantas y tantas amigas, madres que conozco…

Heroínas de «a diario»…

Reproduciendo modelos.

regañonaMis recuerdos infantiles respecto a mi madre son más negativos que positivos.  Me cuesta recordarla dulce, cariñosa, más bien todo lo contrario, estaba siempre enfadada, nos regañaba mucho y a veces nos caía algún cachete.  Siempre que sale el tema de conversación con mis hermanas todas comentamos lo mismo.  Es triste.  Aún así no me considero traumatizada, pero sí es cierto que me gustaria tener otro vínculo con mi madre.  Siento que, emocionalmente, no la necesito.

Duro el comienzo hoy, ¿no?.

Siempre procuro pensar que la mayoría de las madres lo hacemos lo mejor que podemos.  Yo, desde luego, así lo hago.  Sin embargo me sorprendo a veces «reproduciendo modelos».  Regañando, chillando, amenazando…en lugar de empatizando.  Confieso que se me ha escapado algún cachete.  Me avergüenza, está mal, no me defiendo.  Siempre he pedido perdón, a menudo llorando, a quien lo ha recibido.

Yo soy una «tipa» reflexiva.  Me gusta, necesito, tener el espacio y el tiempo para pensar en las cosas que hago y en porqué las hago.  Yo funciono así.  En todos los aspectos de mi vida.  Supongo que lo he aprendido del mundo laboral pero estoy convencida que es necesario aplicarlo a nuestra labor como madres.  A fin de cuentas, es nuestro trabajo más importante, ¿no creeis?.

Y sin embargo veo frecuentemente a mi alrededor madres y padres que actúan por reproducción, porque » a mi me dieron más de un guantazo y no me ha pasado nada», sin plantearse siquiera si está bien o mal o si es lo adecuado para la educacion y el crecimiento emocional de sus hijos.  ¿Tanto nos cuesta recordar lo mal que nos sentíamos cuando nos regañaban sin opción a defendernos?  ¿O cuando nos daban un guantazo?  ¿O cuando nos castigaban por algo que no habíamos hecho, sólo porque «pasabamos por allí»?

Demos opción a nuestros hijos a defenderse, a argumentar, a explicarse, por lo menos.  Mantengamos una actitud dialogante, expliquemos el porque de las cosas…no se trata de «dejarles hacer lo que quieran», es «simplemente» explicarles porque no pueden hacer lo que quieren y entender que eso les genere frustración y enfado.  Acompañemos, sin coaccionar, dirijamos sin amenazar, eduquemos con cariño.

La disciplina es importante, los buenos habitos tambien, pero para llegar ahí podemos tomar diversos caminos.

Como me dijo una vez un amigo, educar es como cuidar un arbolito, riegas, abonas, podas y a la larga obtienes un arbol sano y fuerte, que da buenos frutos, jugosos.

No quiero hijos sumisos y obedientes, del mismo modo que no quiero adultos sumisos y obedientes.  No quiero que mi hija sea como yo.  No quiero que necesite la aprobación de su entorno para sentirse segura, como yo (aunque cada vez menos, tranquilos todos).  Quiero que sea fiel a si misma y a sus principios, respetando los  de la gente que le rodea.  Quiero que tenga herramientas para defenderse de una forma respetuosa en la sociedad que la envuelve, que sea crítica, que proponga soluciones sin miedo a ser juzgada.  Quiero que sea fuerte.

No quiero ser mi madre.  No quiero coartar sus libertades, no quiero que me tenga miedo, que me mienta ni me oculte lo que piensa o lo que siente.

Pienso sobretodo en T, pero tambien lo aplico a P y a X, claro.

Niñitos de mi alma.  Soy la mejor madre que puedo ser hoy, y mañana y pasado seré aún mejor.  Porque tengo los mejores maestros.  Vosotros.  Os adoro.